LIDERAZGO: FENÓMENO SOCIAL Y PODER

Tcnel. Humberto Batista Leal

 

INTRODUCCIÓN

Se suele soñar con líderes en las incertidumbres. Es un hecho común para nosotros, los humanos, esperar que personas iluminadas puedan surgir para solucionar las inquietudes de la sociedad. Cuando eso no ocurre, decimos que ya no hay líderes como antiguamente. La verdad es que, muchas veces, hemos soñado y reclamado sin saber exactamente lo que es el líder, lo que es el liderazgo y lo que es el ejercicio del poder.

No es que anhelar la presencia de líderes sea cosa de moda. En verdad es una necesidad humana que se plasma en las personas en épocas de intensa anormalidad, es decir, durante las guerras y en situaciones de gran aflicción como son los largos periodos inflacionarios de un país y las tragedias resultantes de las calamidades de la naturaleza (terremotos, por ejemplo). Es más o menos como si estuviéramos en el mar agitado durante una tormenta y necesitáramos de un capitán para conducirnos hasta tierra firme.

En el ambiente militar es común hablar de liderazgo, como si la actividad castrense sólo pudiera ser desarrollada por líderes, es decir, que todo jefe militar hubiera que ser necesariamente un líder. En la época actual, en que las instituciones militares de todo el mundo pasan por una fase de transición, con indefiniciones en cuanto a su misión constitucional, su organización, su presupuesto y su propia razón de existir, se ha discutido mucho en el medio castrense el papel del líder y el fenómeno del liderazgo.

Cuando los cuarteles viven intensamente sus incertidumbres, es común que surjan dentro de ellos un reclamo general por líderes, como si no bastara la existencia misma de los jefes que los guían. En Rusia, por ejemplo, desde hace años se desea solucionar el problema de la incapacidad operacional del antiguo y poderoso Ejército Rojo, hoy día reducido a una fuerza debilitada en la cual sus propios oficiales se suicidan por la imposibilidad de mantener dignamente a sus familias. En Latinoamérica, a su vez, se ha cuestionado mucho la existencia de las fuerzas armadas en el escenario posguerra fría, lo que se refleja en los constantes cortes de presupuesto para la defensa y en la idea de que las instituciones militares no tienen por que existir. Los ejércitos se ven prácticamente obligados a desempeñar labores policiales para las cuales no han sido previamente entrenados, como si esta fuera su nueva razón de existencia. Se suele decir que el enemigo ideológico de la Guerra Fría fue reemplazado por la delincuencia y por el narcotráfico.

Es necesario agregar a las incertidumbres castrenses los problemas prácticos de las instituciones militares, vale decir, el desprestigio social de sus integrantes, los bajos sueldos, el obsoleto material de guerra, la falta de fondos para adiestramiento de las tropas y para el mantenimiento de la vida administrativa de los cuarteles, una supuesta disminución de las motivaciones del personal y el menor interés de la juventud por la carrera militar por falta de mayores atractivos. Eso es un problema serio, pues ningún país puede darse al derecho de romper su estructura de defensa, por lo menos hasta que se concrete la gran utopía que es la creación del nuevo hombre y del mundo comprometido absolutamente con la Paz. La situación es semejante a un laberinto oscuro, lo que despierta en todos el deseo de claridad, la misma claridad que supuestamente sólo los líderes pueden conceder.

Pero, ¿qué es ser líder? Y ¿qué es el fenómeno del liderazgo?

ENTENDIMIENTO DEL LÍDER Y DEL LIDERAZGO

a. Teorías del Liderazgo

Son tres las teorías más conocidas del liderazgo: innato, sociológico y de campo social.

En el Liderazgo Innato o Congénito el líder es hereditario, ya nace líder, aunque pueda aprender y desarrollar sus atributos en el medio que vive. Es una teoría cuestionable por no presentar justificaciones para la destitución de líderes sin que estos hayan perdido sus cualidades o atributos. Además, deja de explicar también por que el liderazgo de una persona no se manifiesta en situaciones diferentes: por ejemplo, un general podrá ser un destacado líder en el Ejército, pero tendrá poca influencia entre artistas de teatro; asimismo, un brillante líder del medio artístico poco podría influenciar a la tropa. Si ambos supuestamente han nacido líderes, ¿por qué no son líderes permanentemente, en todos los medios y circunstancias?

En el Liderazgo Sociológico, el líder es producto del medio, sólo alcanza prestigio y aceptación del grupo por representar los anhelos de una colectividad. Es el líder escogido e impuesto por un grupo social para atender a una determinada situación. Los que se oponen a esta teoría suelen preguntar: "¿Este líder es realmente un líder o es solamente una especie de representante de un grupo? ¿Y por que se acaba su liderazgo cuando también se termina la situación que generó su liderazgo, es decir, cuando el grupo ya no lo necesita?".

En el Liderazgo de Campo Social, el Liderazgo es una relación funcional entre los integrantes de un grupo. El líder adquiere prestigio porque participa activamente de las tareas del grupo y porque los integrantes del grupo identifican y comprenden su papel y sus atributos. Vale decir, el líder es el capitán que conduce el buque, en el mar agitado de una tormenta tropical, aprovechándose de sus talentos personales - capacidad de manejar el buque, conocimiento perfecto de las corrientes marítimas y del uso de la brújula etc. - y de las propias debilidades de los pasajeros; estos consienten que él sea el maestro a bordo, pero muy probablemente sólo hasta que se llegue a un puerto seguro o a tierra firme. Se puede decir, por lo tanto, que bajo esta óptica el liderazgo es fruto de una circunstancia emergente.

Los estudiosos del tema han concluido que las teorías se complementan entre si, pues en el fenómeno del liderazgo están presentes los siguientes aspectos:

. El líder y sus atributos psicológicos;

. Los liderados, con sus problemas, actitudes y necesidades;

. La situación que determina el ambiente en donde el líder y sus subordinados actúan.

b. Tipos de Liderazgo

Básicamente son dos los tipos de Liderazgo: el Autoritario y el Democrático.

Se entiende por Liderazgo Autoritario el que da énfasis a la responsabilidad integral del líder, a quien cabe fijar normas, establecer objetivos, evaluar resultados, exigir el cumplimiento de las órdenes, recompensar y sancionar. Se basa el líder autoritario en el formalismo riguroso de la disciplina y en la obediencia incuestionable, llegando a veces a hacer poco caso de las ideas y de la creatividad de los subordinados.

En cuanto al Liderazgo Democrático, líder y liderados comparten la responsabilidad del desempeño. El liderazgo se genera en la propia dinámica del grupo, caracterizándose por el uso expontaneo del poder de mando, por la participación de los subordinados en las tareas directivas y por la división de la responsabilidad entre los inte

grantes del grupo.

c. La prominencia y la influencia del líder

Se define el líder como la persona que va adelante para guiar o mostrar el camino, el que precede o dirige cualquier acción, opinión o movimiento.

‘Prominencia’ significa ‘destaque’: el

líder se destaca en el medio en donde vive, por sus cualidades individuales. Sin embargo, solamente la prominencia no produce liderazgo; es necesaria la habilidad de influir, pues la ‘influencia’ comprueba la capacidad de mando y obediencia.

En las palabras de J. Whitaker Penteado, "Liderazgo es la relación creada por la influencia del líder sobre el grupo, es decir, lo que el Líder es (atributo) y lo que el líder hace (relación)".

d. El fenómeno social del liderazgo

Un hombre solo no puede liderar: él necesita del grupo en el cual pueda sobresalir y sobre el cual pueda ejercer su influencia. Eso caracteriza la relación nítida entre las personas y el fenómeno social que es el liderazgo.

Para comprender mejor este fenómeno, basta observar que, en las relaciones interhumanas, es común la tentativa de las personas de cambiar el comportamiento de las otras. A veces, somos nosotros los que procuramos cambiar a los demás; a veces, son otros los que intentan cambiar nuestro comportamiento en una intensa dinámica social.

Eso es lo que Aroldo Rodríguez define como "influencia social" y que explica de la siguiente manera: el "agente de influencia" procura continuamente inducir a otra persona a que piense y se comporte de una determinada manera. No cabe duda de que en esta "dinámica de influencia" es que se encuentra la esencia del ejercicio del poder y de la capacidad de liderar.

e. Cualidades del líder

Aunque la suma de cualidades no produzcan un líder, siendo difícil establecer un modelo infalible, hay ciertos atributos que le son esenciales y que le permiten sobresalir en su medio y ejercer influencia sobre las personas.

Enseguida, una relación de cualidades del líder, preparada por Gastón Courtois:

. Fe en la misión: todo lo que se hace bien exige pasión y fe. Un jefe escéptico es un destructor de entusiasmos. La primera condición para realizar cualquier cosa es creerla posible. Poca inteligencia impulsada por un corazón apasionado va más lejos que un genio manejado por un alma fría.

. Sentido de autoridad: autoridad consiste en el derecho de mandar y en el poder de hacerse obedecido. Es imprescindible inspirar respeto para tornarse digno del lugar que se ocupa. Para ser respetado, la primera condición es ser respetable, mantenerse permanentemente al servicio de la verdad y de la dignidad.

. Espíritu de decisión e iniciativa: es necesario tener capacidad de tomar iniciativas, decidir y asumir responsabilidades. Como llegar a una decisión perfecta es casi siempre una ilusión, más vale decidir oportunamente que buscar desesperadamente la precisión de los aciertos. Un espíritu ambiguo e indeciso no inspira confianza, no influencia, no tiene vida.

. Energía realizadora: Los hombres de acción consideran cada problema una nueva oportunidad para encontrar soluciones constructivas. Se hace el líder en el trabajo, en el esfuerzo para superar los obstáculos, en las lecciones aprendidas con los fracasos eventuales y en la gana de vencer.

. Dominio de sí mismo: "La inquietud me consume, la angustia me tortura, y, no obstante, si quiero conservar mi prestigio e irradiar confianza, debo presentarme de cara impasible frente a los que me miran. Mis gestos deben ser sobrios, mi voz firme y mi pensamiento claro. No conozco prueba más dura y más decisiva para la voluntad del jefe que esta". Estas son palabras de un general francés en Verdun y que concretan la idea de que perder el dominio de sí mismo es siempre el medio más seguro de perder la autoridad sobre los demás. Una postura tranquila, generada en la disciplina personal, ejerce sobre el mundo nervioso y desordenado una influencia irresistible.

Para ser respetado, la primera condición es ser respetable, mantenerse permanentemente al servicio de la verdad y de la dignidad.

. Capacidad: la primera cualidad que se debe exigir de un jefe es su capacidad profesional, pues absolutamente nada es peor que la dictadura de la incompetencia.

. Espíritu de previsión: cuanto más precisa sea la idea del jefe acerca del porvenir, mayores serán las posibilidades de que esa idea se convierta en realidad.

. Conocimiento de sus subordinados: conocer sus subordinados es tan esencial para el líder como lo es su conocimiento de las tareas por realizar. Esta es la mejor manera de darse a los subordinados las tareas en las cuales tengan el mejor rendimiento.

. Espíritu de disciplina: la disciplina es la fuerza principal de los ejércitos, es actuar de acuerdo con las órdenes recibidas, es una actitud constructiva, una predisposición de seguir a un código de honor, y no debe ser confundida con la sumisión; esta última es típica de los espíritus pobres, aduladores y mediocres.

. Juicio de la realidad: poseer este juicio de la realidad es conocer el objetivo pretendido, los medios disponibles, los subordinados con quienes precisamos trabajar, las oposiciones inevitables a afrontar, las deficiencias y las dificultades a superar. Es también conocerse a sí mismo, sus propios limitaciones y posibilidades. Es ser flexible para adaptarse a las circunstancias nuevas muchas veces inesperadas, pues las cosas, normalmente, no son como nosotros las deseamos y sí como ellas se presentan en realidad.

. Bondad: acercándose a los subordinados en las situaciones de éxito y dolor, el líder conquista corazones y mentes. Normalmente, los verdaderos fuertes son bondadosos y consiguen la adhesión de sus subordinados por los guiaren con profunda y sincera bondad.

. Respeto a la dignidad humana: la cuestión social es antes de todo una cuestión de atenciones. Palabras crueles, expresiones duras y despreciativas pueden sembrar hoy el rencor de mañana. Cuanto más elevada sea la dignidad del jefe, mayor será su cuidado al manejar la susceptibilidad de los subordinados. Un hombre grosero se rebaja a sí mismo. En la presencia de un superior, la falta de educación es una transgresión en contra de la disciplina; en la presencia de un inferior, es cobardía.

. Espíritu de justicia: justicia es la primera cualidad que los hombres dignos exigen de los que ejercen autoridad sobre ellos. Cualquier injusticia, incluso cuando viene de un jefe estimado, irrita. Ser justo es distribuir elogios y sanciones con criterio; jamás prometer lo que no se puede cumplir; no quitar con una de las manos lo que la otra da; reconocer sus propios equívocos y faltas y nunca recargar a los otros, mucho menos a sus subordinados, con la responsabilidad de sus errores.

. Firmeza: cuando uno está seguro de una verdad, se mantiene en ella con firmeza, no importa cuanto esa actitud le cueste. Ser firme significa saber esperar cuando todos alrededor ya se han agotado.

. Ejemplo: los ojos de los subordinados se concentran en el superior. La vida de un hombre vale más que sus palabras. Cuando hay contradicciones entre sus actos y palabras, los débiles se escandalizan y los fuertes se rebelan. No se obtiene la cooperación de los otros si uno no se exige siem

pre más de lo que normalmente puede dar.

. Humildad: para liderar es preciso aprender a ser grande y a vivir para serlo; y uno sólo es grande cuando no busca ventajas personales ni glorias en sus actos. Nadie es jefe para sí mismo, pero sí lo es para los otros.

A esta lista de cualidades se podría agregar muchas otras. Lo importante es que en la formación de líderes se busque constantemente la educación moral de ellos, pues este es el secreto de la adquisición de las cualidades esenciales del liderazgo.

f. Las condiciones necesarias al ejercicio del Liderazgo

. José Roberto Whitaker Penteado dice que: "En el fenómeno del liderazgo, prácticamente todo depende de los factores circunstanciales: el individuo, en determinado momento y para determinado grupo, tiene que poseer determinadas cualidades". Según él, el Liderazgo se hace presente bajo cuatro condiciones básicas: la autenticidad, la transitoriedad, la autoridad y la responsabilidad.

. Autenticidad: mucho más que una cualidad del líder, la autenticidad es una condición de liderazgo: nadie engaña a todos por mucho tiempo, aunque sea posible engañarse a algunos por un cierto tiempo.

. Transitoriedad: es transitoria la función del líder. En principio, cuando termina la necesidad del grupo y se alteran las circunstancias, también se acaba el liderazgo, excepto si el líder es flexible para percibir los cambios y adaptarse a las nuevas situaciones.

. Responsabilidad: el líder asume la responsabilidad por sus acciones, soportando todas las consecuencias correspondientes. No puede omitirse, pues eso causaría el "vacío" que explica la permanente búsqueda de líderes en el mundo. En verdad, esta responsabilidad no significa sólo asumir sus actos, pero sobre todo no detenerse por conveniencia y pusilanimidad, vale decir, jamás huir del deber de decidir con re

celo de errar.

g. Las preocupaciones del líder

Con relación al grupo, el líder tiene dos preocupaciones básicas: la primera, estimular la cohesión; la segunda, crear un ambiente favorable a la vida en grupo.

Grupos serán más o menos unidos conforme sea mayor o menor el grado de cohesión entre sus integrantes. Algunos indicios que indican el grado de cohesión de un grupo’, según el psicólogo social brasileño Aroldo Rodríguez:

. Cuanto mayor sea la cohesión del grupo, mayor la satisfacción sentida por sus integrantes.

. Cuanto mayor sea la cohesión del grupo, mayor es el flujo de comunicación entre sus integrantes.

. Cuanto mayor sea la cohesión del grupo, mayor es la influencia que el propio grupo ejerce sobre sus integrantes.

. Cuanto mayor sea la cohesión del grupo, mayor es la productividad del grupo.

LA DINÁMICA SOCIAL DEL LIDERAZGO

Como ya se ha dicho anteriormente, el liderazgo, fruto de la interacción de los atributos personales del líder con en flujo dinámico de las necesidades e intereses del grupo, se genera sobre todo en la SITUACIÓN, es decir, en las circunstancias que producen el contexto.

Para mejor comprender lo dicho, es necesario acordarse de Nicolao Machiavelo, en su obra "El Príncipe": él llamó la situación de "Fortuna", es decir, el conjunto de circunstancias en permanente y continuo flujo de cambios; para él, la "Fortuna" representaba la clave para el éxito político, el secreto para la conquista del principado, al proporcionar la "Occasione" a ser aprovechada por la "Virtú" (atributos personales del líder) del gobernante.

Según Machiavelo, el hombre de la "Virtú" es aquel que sabe el exacto momento creado por la "Fortuna", instante en que podrá tener éxito. El líder deberá estar siempre atento a las señales de la "Fortuna", es decir, a las circunstancias que conforman el contexto en que se concreta el liderazgo.

Machiavelo, aún en su libro "El Príncipe", se refiere a los hombres notables y a la forma como ellos supieron aprovecharse de las circunstancias para ejercer el liderazgo. Cita el ejemplo de Moisés:

"... Y examinándoles la vida y sus acciones (de los hombres notables), se concluye que ellos no han recibido de la "Fortuna" más que la ocasión de poder conformar las cosas. Sin aquella "Occasione", se habrían borrado sus cualidades personales, y sin sus virtudes la ocasión habría sido en vano. Por lo tanto, era necesario a Moisés encontrar el pueblo de Israel, en Egipto, esclavizado y oprimido por los egipcios, a fin de que, para liberarse de la esclavitud, los judíos decidiesen

seguirlo".

LIDERAZGO MILITAR

No hay liderazgo militar, hay simplemente liderazgo, aunque se pueda aceptar el término cuando el fenómeno se procesa en el interior de los cuarteles.

Es necesario comprender que el jefe militar no será obligatoriamente un líder en todos los momentos de la vida castrense. Habrá "ocasiones" en que ellos podrán actuar como líderes, valiéndose de sus atributos personales (la "Virtú") para influenciar a sus subordinados con el propósito de disipar las incertidumbres que conforman el contexto en que se procesa el fenómeno del liderazgo.

En verdad, no siempre tomar decisiones militares exige el ejercicio del liderazgo. En la mayoría de las veces, bastará la práctica honrada de la jefatura. En las situaciones de rutina, el ejercicio legal del poder será suficiente para la conducción de la tropa.

Lo que la tropa espera es que su comandante sea por lo menos un JEFE, el que ejerce su poder legal conformado por la Constitución, por los reglamentos y por los estatutos. Esos documentos facilitan el ejercicio de la jefatura militar, aseguran la obediencia de los subordinados, orientan en cuanto a la forma de mejor cumplir la misión y evitan los resultados insatisfactorios. Son verdaderos instrumentos de garantía de la conservación de conductas favorables y de la eliminación de las indeseables, una guía para solucionar los más diversos problemas y un medio para fortalecer la influencia y la autoridad del jefe.

Sin embargo, no siempre los estatutos y reglamentos abarcarán todos los problemas e incertidumbres, y cuando eso ocurra, el jefe tendrá que valerse de los atributos de liderazgo para encontrar las soluciones deseadas.

La estructura y el funcionamiento del grupo militar imponen la constitución de un sistema de uso de poder que asocia la figura del líder a la del Jefe. El comandante será siempre el responsable por el desempeño de sus subordinados, siendo su responsabilidad transmitirles los objetivos a conquistar, atribuirles tareas, conducirlos y evaluarlos en sus comportamientos, recompensar y sancionar. Todo indica que el jefe militar es más propenso al desempeño del liderazgo Autoritario, incluso porque es contundente, en el proceso de toma de decisiones, la influencia de la personalidad del comandante.

Así que es importante utilizar convenientemente las ventajas del liderazgo autoritario, evitándose, a su vez, sus inconvenientes. Como líder autoritario, el comandante dispondrá de medios para facilitar la cohesión del grupo, disminuir los choques entre los subordinados, reducir el desgaste de esfuerzos superfluos y definir precisamente los objetivos que se quiere alcanzar. Por otro lado, es necesario mantenerse atento a los riesgos del ejercicio del liderazgo autoritario: abusos de autoridad, aumento de agresividad, producción de resentimientos, disidencias internas, hipocresía, falta de entusiasmo, resistencia pasiva, y a veces confrontación disciplinaria.

En una estructura formal como es la militar, el Liderazgo Autoritario es más adecuado que el Democrático, pero es importante que el líder autoritario sepa incorporar a sus técnicas de influencia las ventajas del Liderazgo Democrático. En otras palabras, es recomendable que el jefe militar procure incluir un mayor número posible de integrantes del grupo en el proceso de toma de decisión y que sepa escuchar opiniones y sugerencias, discutiendo ventajas y desventajas, contornando incompatibilidades y por fin asumiendo la responsabilidad de su decisión.

Se puede decir, examinándose la conducta de los líderes autoritarios, que hay tres tipos bien representativos del Liderazgo Aautoritario:

1º. Aquellos para quienes el cumplimiento de la misión es el reto fundamental; no siempre simpáticos, pero inspiradores de respeto y admiración; exigentes e indiferentes a las opiniones del grupo, constituyen el tipo de líder para momentos de grandes convulsiones e inestabilidades;

2º. Aquellos que procuran conciliar la necesidad de cumplir la misión con las sugerencias y aspiraciones del grupo; firmes, escrupulosos, suelen inspirar gran fidelidad en los subordinados;

3º. Aquellos que son infames, indignos, que buscan beneficiarse de la autoridad que ejercen; los falsos, los escépticos, los frustrados que destruyen el entusiasmo de los subordinados.

Conociendo bien las ventajas y desventajas del Liderazgo Autoritario y incorporando técnicas del Democrático, cada jefe militar podrá ejercer la influencia adecuada sobre sus subordinados con el propósito exclusivo de conquistar los objetivos que la Institución desea conquistar.

Los jefes militares deben siempre preocuparse en saber si sus subordinados están motivados o no; si ellos están realmente comprometidos con los objetivos de la institución o si buscan en verdad lograr alcanzar sus intereses personales; si ellos se dedican exclusivamente a sus labores, no importa con que sacrificios, o si "apenas cumplen su tiempo de servicio haciendo lo mínimo e indispensable"; si ellos están estimulados para el desempeño de sus labores o si se preparan para actuar en otras profesiones; y si ellos conviven en un ambiente de verdadera camaradería o en un ambiente opuesto de desconfianzas mutuas y de hipocresía. Con sus diagnósticos, los jefes militares sabrán ejercer su autoridad, valiéndose de sus atributos personales y de las normas legales, para crear un ambiente profesional de confianza y fortalecer la cohesión del grupo.

CONCLUSIÓN

Comprendiendo bien el fenómeno social del Liderazgo, los militares podrán mejor desempeñarse profesionalmente. Se no hubieran dificultades a sobre pasar - supuesta crisis existencial de las fuerzas armadas, presupuestos limitados, desprestigio social, materiales de guerra obsoletos etc. etc. - las exigencias de los subordinados se reducirían a una espera por jefes honrados y capaces. Pero los grandes obstáculos y las incertidumbres exigen de los jefes militares un poco más: que estén aptos para ser líderes.

Es vital que nunca se pierdan los valores más sagrados de la Institución Militar: la disciplina, la jerarquía y la autoridad, en este orden de prioridad. Sabemos que ejércitos disciplinados tienen fuerza para mover el mundo, si necesario, y que en ellos los subordinados confían plenamente en sus jefes. Acreditamos en la jerarquía como forma de organizarse el grupo según méritos y justicia de oportunidades, haciéndolo eficaz, entusiasmado, productivo. Y definimos la autoridad como siendo la condición de legitimi

dad del ejercicio del poder.

No se puede invertir el orden de los valores anteriormente citados. Si así fuera, por ejemplo, colocándose la autoridad en primer lugar, en segundo la jerarquía y por último la disciplina, imagínese lo que podría ocurrir. Se puede por lo menos imaginarse la tragedia: las decisiones dejarían de basarse en la ley, en los reglamentos y estatutos, para respaldarse en la tiranía del personalismo y en la prepotencia de los jefes infames. ¿Habría algo peor que la distorsión de la autoridad, que en vez de condición de legitimidad del ejercicio del poder pasase a ser medio utilizado por mediocres en beneficio propio? ¿Y qué decir del mal uso de la Jerarquía en la toma de decisiones? Sería como olvidarse de que, cuanto más se sube de rango, mayor es la responsabilidad: nadie asciende en la carrera militar para ser servido por la Institución, pero sí para continuar a servirla con honor. En un escenario como este, ¿qué restaría de la disciplina, sino entenderla como fingimiento, hipocresía y obediencia mecánica?

Nosotros, los jefes militares, en todos los niveles, debemos reflexionar sobre el ejercicio del poder a cada rato. Es una misión difícil esta de guiar hombres, sobre todo hombres que se preparan para hacer la guerra y conquistar la paz. No siempre es posible comprender perfectamente las situaciones que se nos presentan. No siempre conocemos los límites del poder. No siempre somos fuertes para rechazar la seducción del poder. No siempre entendemos la condición humana. Es importante que sepamos bien que, para liderar, debemos ser antes de todo persona humana: se torna más fácil vivir la dinámica social en que se ejercita el poder.

Tal vez una buena sugerencia fuera reflexionar profundamente sobre las palabras del poeta T.S. Eliot en "On Poetry and Poets": " Hay muchas cosas, tal vez, para saberse sobre este o aquel poema; muchos hechos sobre los cuales los eruditos podrán instruirme y que me ayudarán a evitar otros equívocos; sin embargo, yo creo que una interpretación válida debe ser, al mismo tiempo, una interpretación propios sentimientos cuando los leo."

Mientras el poeta intenta comprender sus poemas y la dimensión que estos alcanzan en su vida, nosotros, los militares, intentamos entender primeramente las personas, sus aspiraciones, sus frustraciones, sus equívocos, sus virtudes y sus defectos; después, el arte y la seducción del poder. Así sabremos, a pesar del mundo pragmático y poco romántico en que vivimos, visualizar en uno propio y en las personas, la vieja e inmemorial alma humana. Tal vez conocerla sea el secreto del buen ejercicio del poder.

Bibliografía:

1. MAQUIAVELO, Nicolao. Vida y obra de N.Machiavelo. 5ª.Ed., São

Paulo, Editora Nova Cultural, 1991,

2. MAQUIAVELO, Nicolao. "O Príncipe", 5ed., São Paulo, Editora Nova

Cultural, 1991.

3. PENTEADO, J. Roberto Whitaker, Técnicas de Chefia e Liderança, São Paulo, Livraria e Editora Pioneira.

4. RODRIGUES, Aroldo, Psicología Social, 11ed., Petrópolis, Editora Vozes, 1986.

 

Humberto B. Leal es Teniente Coronel del Ejército Brasileño. Es Profesor Invitado a la Escuela de Comando y Estado Mayor de la Fuerza Armada de El Salvador. Sus cursos militares: Curso de Infantería de la Academia Militar de las Agujas Negras; Curso de Operaciones en la Selva; Curso de Guía de Montaña; Curso de Instructor Militar de Montaña (Chile); Jungle Expert (honorífico) U.S.Army; Curso de Perfeccionamiento de Oficiales; Curso de Comando y EstadoMayor. Su última función en Brasil fue de Jefe del Departamento de Doctrina del Centro de Instrucción de Guerra en la Selva, en la Amazonia Brasileña.